Las normas de salud y seguridad son esenciales para el regreso al trabajo
Garantizar la salud y la seguridad en los lugares de trabajo ha de ser la principal prioridad conforme la gente se reincorpora al trabajo en muchos países que van levantando las restricciones y los cierres impuestos por el COVID-19.
Sharan Burrow, Secretaria General de CSI.
“Hubo que adoptar medidas drásticas –que muchas veces siguen siendo necesarias– para hacer frente a las primeras olas de infección del COVID-19 en todo el mundo. Reabrir los lugares de trabajo es mucho más complicado que cerrarlos, y resulta crucial que las regulaciones, los procedimientos y los sistemas de salud y seguridad en el trabajo sienten las bases para la vuelta al trabajo, así como en aquellas situaciones donde el trabajo no se llegó a interrumpir. El diálogo social y las negociaciones entre empleadores y sindicatos son un elemento central. Cualquier arreglo que simplemente se imponga a los trabajadores sin consultas y sin la implicación sindical suponen un riesgo mucho mayor, tanto para los trabajadores y trabajadoras como para el público en general. Todas las evidencias apuntan a que los lugares de trabajo –tanto si se trata de centros de salud o de cuidados, sistemas de transporte, locales públicos y otros lugares donde los trabajadores están en contacto con el público, o centros de procesamiento, oficinas y lugares donde se junte un considerable número de trabajadores– representan vectores importantes para la propagación del virus. Normas adecuadas de salud y seguridad en el trabajo protegen a los trabajadores, a sus familias y al público en general”,
“Otros deberían seguir estos ejemplos, que reconocen la escala y la complejidad del regreso al trabajo, movilizando las capacidades necesarias en cada centro de trabajo. Es algo que reviste aún más importancia en la economía ‘gig’ y los negocios de plataformas o basados en aplicaciones, como para el transporte de viajeros, donde los trabajadores están incorrectamente clasificados como ‘independientes’ y privados por tanto de un estatus de trabajadores y de la protección de un sindicato. Además, no podemos asumir que el COVID-19 habrá desaparecido el día de mañana. Seguirá con nosotros durante tiempo y la resiliencia, tanto en relación con la salud de las personas como para la regeneración y el mantenimiento de la actividad económica, dependerá de que contemos con lugares de trabajo saludables y seguros”, añadió Burrow.
La CSI reclama además que el COVID-19 se clasifique como enfermedad profesional en los marcos normativos nacionales, incluyendo requisitos oficiales para su registro y comunicación, tanto a efectos preventivos como para garantizar compensación a los trabajadores.
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